En muchas culturas es representada por su cualidad creadora, capaz de acoger la germinación de la vida en tantas formas como podía ser admirada.

La “Madre Naturaleza” es en este sentido una gran exponente de esta energía. En su reino como en todo donde se expresa, podemos encontrar la polaridad, macho y hembra, masculino y femenino, siempre en una constante expansión.

Sin embargo, en la experiencia humana, la expansión se ha dado en constante desequilibrio, balance que hoy toma una nueva fuerza, con la ventaja de su cualidad creadora, construyendo su hogar con amor e iluminando con la luz que llevan dentro, aquella que es capaz de elevar lo que alcanza y hacer de la energía masculina su gran complemento.

Para nadie es sorpresa que la consciencia de las personas está cambiando. Estamos en un período evolutivo que nos lleva a manifestarnos por nuestros derechos. Es entonces el momento donde podemos reflexionar sobre nuestra propia energía femenina y cómo conectamos con ella en cada día. Tal vez ahí encontremos las claves que nos puedan acercar más a un correcto equilibrio de estas fuerzas (masculina y femenina).

Esto es el desafío que nos impulsa a avanzar en amor donde podremos incorporar la energía de la polaridad femenina en cada uno, mujeres y hombres, observarla y reconocerla, tal vez así podamos transformar el mundo de cada uno, mirando siempre hacia más luz y camino a la unidad.